Primera reunion con los profesores en el año 2006
PRI
Ecotrackers tiente una experiencia pedagógica en la enseñanza de español que empezó en septiembre de 1998. En esta trayectoria no sólo que enseñó español sino que formó profesores. La enseñanza de español fue el mecanismo mediante el cual, fuimos la primera escuela de español en Quito propuso el trabajo voluntarios para sus estudiantes de manera fueran a trabajar en comunidades para practicar el idioma. Fueron justamente estos estudiantes los que dieron el origen a la fundación.
Desde hace dos años en que Ecotrackers se ve obligada a entrar en otra modalidad en la que las formalidades van asumiendo un rol preponderante, pues el numero de estudiantes es mayor, la relación entre los profesores y los alumnos, se vuelve más operativa, se da una operación casi mecánica en que los estudiantes aprenden el español y los profesores les orientan.
En Ecotrackers, como lo pueden hacer en cualquier otra escuela de español, se ha perdido parte de la personalidad propia de nuestro sistema de enseñanza pues los profesores tienen procedimientos pedagógicos estandarizados y puestos en práctica en otras escuelas, pero desconocen la identidad del trabajo que hace Ecotrackers.
Esta identidad esta dada por la preparación psicológica del estudiante de español para ser voluntario. Ser voluntario en Ecotrackers significa estar dispuesto a influir en la realidad de una comunidad que lo acepta para que actúe como un motor social. Ecotrackers orienta a sus voluntarios a trabajar en la protección de la biodiversidad y la diversidad cultural, normalmente mediante una entrega de su tiempo para enseñar español en alguna escuela, que es la primera grada del este proceso, luego para reconocer los atractivos que puede tener el lugar en todas las facetas, y finalmente para generar en la comunidad un lugar amable donde los visitantes y los residentes de la comunidad pueden comunicarse y saberse mutuamente solidarios.
El trabajo de un voluntario es generar una atmósfera de mutuo respeto, sin la intención de aprovecharse y sacar partido, finalmente la dos partes aprenden a hacer lo mejor a favor del otro. El voluntario paga por aprender, no por estar confortable, a lo mejor su trabajo exige que no esté confortable y paga por estar con cierta seguridad, esta seguridad se la da la comunidad. El voluntario viene a aprender de la realidad y saberse útil fuera de su país. La comunidad recibe un mínimo de dinero para que el visitante tenga que comer, donde dormir y alguien que lo oriente. Ecotrackers dirige este dinero y esta ayuda del voluntario para que alguien se especialice en generar las facilidades para visitantes, alguien que puede servir de puente o guía y para sobe todo de animador de su pueblo hacia el respeto a la naturaleza y a sí mismos. El director local es formado por Ecotrackers y los voluntarios para motivar un desarrollo y participación de toda la comunidad en el proceso. El proceso parte del ecoturismo y continúa con el desarrollo de condiciones de vida en la que el respeto a la naturaleza y la cultura propia puedan convertirse en recursos económicos.
El concepto con el que debe partir un profesor es que mas allá de sólo enseñar, debe ayudarnos a encontrar entre los interesados por ser voluntarios a gente de real valía. Frecuentemente el profesor tiene el papel de ser sólo en instrumento para meter en la cabeza de alguien una serie de conocimientos sobre el español. Este proceso, cuando es uno a uno las clases, es temible pues el estudiante tiene el derecho de calificar al profesor sin reconocerse su real capacidad en una competencia con otros estudiantes, es difícil y en muchos casos casi una humillación en que por un poco de dólares el profesor tiene que hacer un milagro. En otros casos la enseñanza es una tarea realmente placentera y satisfactoria, la intercomunicación con el alumno supera las expectativas y el verlo aprender llena de felicidad y es una felicidad que va más allá del pago en monedas.
Muchos de los proyectos de Ecotrackers tienen un factor de extrema sensibilidad porque maneja factores complejos. En estos lugares los voluntarios no pueden ser personas con el simple interés de hacer algo. Muchos de nuestros proyectos y relaciones con las comunidades se desdibujan y descomponen porque alguien produce trastornos. Estos trastornos se deben a una comprensión egocéntrica (ecoturismo). El egocentrismo es una de las mayores taras psicológicas de las personas de países desarrollados y su impacto en nuestras comunidades ha sido calamitoso. De igual manera muchos de los voluntarios se sienten inútiles en nuestras comunidades porque su conocimiento y compresión son bajos, están para ser ayudados y no para ayudar y esto pesa en la gente que a más de cargar con su drama diario, tiene que ahora cargar con un extranjero desorbitado. En estos casos la situación del voluntario y de la comunidad con respecto a nuestro trabajo sufren una desilusión y a menudo quedan rechazos que nos afectan.
Finalmente hay voluntarios que tienen mucho en su cerebro pero no tienen adaptabilidad, pretenden que su origen y su nivel de preparación les dan de por si autoridad para decir como debe ser la felicidad ajena de estas comunidades y a menudo esta felicidad esta concebida como el darlo todo, incluso el alma, sus recetas y sus recomendaciones terminan en la basura del olvido, en un buen negocio personal o algo más en su interminable lista de aventuras, y en Ecotrackers o en las comunidades se los recuerda como malos ejemplos y causas de crisis.
Intercambiar experiencias sobre el sistema de enseñanza y los mecanismos para que este sistema sirva para motivar a los voluntarios, informar más sobre el Ecuador y explicar lo que hace Ecotrackers en las diferentes comunidades.
Maximiliano Moreno
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